El crecimiento de la electromovilidad es evidente en Chile. Los autos eléctricos –como el de la imagen– ya son una realidad cotidiana en las calles, beneficiando tanto a usuarios residenciales como a empresas. En 2024, las ventas de vehículos eléctricos se dispararon casi un 183%, reflejando un interés creciente por esta tecnología sostenible.
La electromovilidad ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una tendencia palpable en el mercado automotor chileno. Cada vez más personas y empresas se interesan por los autos eléctricos en Chile, atraídos por sus beneficios en eficiencia energética, ahorro en costos operativos y menor impacto ambiental. En este artículo explicaremos qué es la electromovilidad, los tipos de vehículos eléctricos (EV, HEV, PHEV) disponibles, conceptos clave como los kWh, la autonomía y la eficiencia energética, así como los tipos de cargadores y la infraestructura de carga existente en Chile. Además, presentaremos ejemplos prácticos de uso para distintos perfiles de usuarios.
¿Qué es la electromovilidad?
La electromovilidad se refiere al uso de vehículos que utilizan la electricidad como fuente principal de energía, en lugar de combustibles fósiles, con el objetivo de lograr un transporte más limpio y sustentable. Esto incluye no solo automóviles eléctricos, sino también buses, motos, bicicletas eléctricas e incluso camiones que funcionan total o parcialmente con energía eléctrica. En Chile, el impulso a la electromovilidad busca reducir las emisiones de CO₂ del transporte y mejorar la eficiencia energética del parque vehicular. Por ejemplo, los vehículos eléctricos no emiten CO₂ en su uso y son mucho más eficientes que los convencionales, requiriendo aproximadamente tres veces menos energía para recorrer la misma distancia que un auto a gasolina equivalente.
Aunque todavía representan menos del 2% del parque automotor total en Chile, los vehículos eléctricos están en rápido crecimiento gracias a iniciativas públicas y privadas. El Gobierno chileno ha establecido metas ambiciosas: al año 2035, el 100% de los vehículos livianos y medianos nuevos vendidos deberían ser de cero emisiones (eléctricos o de hidrógeno). Para lograrlo, se han implementado medidas como exenciones de impuestos para autos eléctricos y la exigencia de que un porcentaje de las flotas de transporte público sean eléctricas. Los resultados ya se sienten: 2024 fue un año histórico, con más de 4.500 vehículos 100% eléctricos vendidos en el país (un aumento de 183,8% respecto a 2023). Este boom de la electromovilidad en Chile indica que tanto consumidores particulares como empresas están perdiendo el miedo a esta tecnología y comenzando a invertir en autos eléctricos, motivados por promociones, menores precios y nuevos modelos atractivos en el mercado.
Tipos de vehículos eléctricos (EV, HEV, PHEV)
No todos los vehículos con tecnología eléctrica son iguales. Es fundamental conocer las diferencias entre los tipos de autos electrificados antes de invertir en uno, ya sea para uso personal o comercial. A continuación, detallamos las categorías principales:
- Vehículo 100% Eléctrico (EV o BEV): También llamado Battery Electric Vehicle, es un auto propulsado solo por uno o más motores eléctricos, alimentados por una batería recargable de alto voltaje. No tiene motor a combustión ni usa combustible fósil. Su batería se carga enchufándolo a la red eléctrica. Ejemplo: un auto eléctrico puro como el Nissan Leaf o el Tesla Model 3. Estos vehículos no emiten gases durante su uso y ofrecen la experiencia totalmente eléctrica: silenciosos, con aceleración instantánea y menor costo por kilómetro recorrido.
- Vehículo Híbrido no Enchufable (HEV): Conocido simplemente como híbrido, combina un motor de combustión interna (gasolina/diésel) con uno o más motores eléctricos. La batería eléctrica es pequeña y no se enchufa a la red; se recarga automáticamente con el motor a combustión y con la energía recuperada al frenar. Un híbrido convencional puede andar distancias cortas o a baja velocidad en modo eléctrico, pero generalmente el motor de combustión asiste o toma el control en trayectos largos o cuando se requiere más potencia. Ejemplo: Toyota Prius (modelo estándar), Toyota Corolla Hybrid, etc. Estos vehículos ofrecen menor consumo de combustible que un auto tradicional, reduciendo emisiones, pero dependen aún de combustible fósil. Nota: Dentro de esta categoría existen los micro-híbridos o mild hybrid (MHEV), que son autos con un sistema eléctrico de apoyo muy limitado (por ejemplo, start-stop y asistencia al motor) y una batería pequeña de 48V; ayudan a ahorrar algo de combustible, aunque no pueden moverse solo con electricidad.
- Vehículo Híbrido Enchufable (PHEV): Siglas de Plug-in Hybrid Electric Vehicle. Es similar a un híbrido convencional en tener motor a combustión y eléctrico, pero con la diferencia de que su batería es más grande y sí puede recargarse enchufándolo a la corriente. Un PHEV puede circular decenas de kilómetros en modo 100% eléctrico (usando la batería), y cuando ésta se agota o se requiere más autonomía, entra a funcionar el motor de combustión. Ejemplo: Mitsubishi Outlander PHEV, Volvo XC60 T8, BMW 330e, etc. En un día normal, muchos PHEV pueden cubrir los trayectos urbanos solo con electricidad (siempre que se recarguen), logrando gran ahorro de combustible. Para viajes largos, ofrecen la tranquilidad de un motor tradicional de respaldo. Son una tecnología de transición que combina lo mejor de ambos mundos, aunque su mantenimiento es más complejo que el de un EV puro (por tener ambos sistemas) y su batería eléctrica tiene menos capacidad que la de un BEV.
¿Cuál elegir? Depende del perfil del usuario. Un EV 100% eléctrico es ideal para maximizar ahorros en combustible y minimizar emisiones, siempre que se cuente con acceso a cargadores (en casa o lugares de carga públicos) y se considere su autonomía según los trayectos típicos. Un híbrido convencional (HEV) puede ser conveniente si no se tiene cómo enchufar el vehículo regularmente (ej. personas en departamentos sin estacionamiento con enchufe) pero se quiere ahorrar gasolina en ciudad. Y un híbrido enchufable (PHEV) puede servir a quienes necesitan autonomía extendida para viajes esporádicos fuera de la ciudad, pero desean conducir eléctrico en el día a día. En cualquier caso, todos contribuyen en mayor o menor medida a la electromovilidad, reduciendo el consumo de combustibles fósiles y mejorando la eficiencia energética del transporte.
Baterías, autonomía y eficiencia energética
Una vez claros los tipos de vehículos, es importante entender algunos conceptos técnicos clave que suelen mencionarse al hablar de electromovilidad: kWh, autonomía y eficiencia.
- Batería (kWh): La batería de un auto eléctrico es su “tanque de combustible”, solo que almacena energía eléctrica en vez de gasolina. La capacidad de las baterías se mide en kilowatt-hora (kWh), que representa la cantidad de energía que pueden guardar. Por ejemplo, 1 kWh equivale a consumir 1000 W durante una hora (imaginemos diez ampolletas de 100 W encendidas por una hora). En la práctica, un auto eléctrico típico posee baterías con capacidades que van desde unos 30-40 kWh en modelos compactos, hasta 60-100 kWh o más en modelos de alta gama. Cuanto mayor es el número de kWh, más energía puede almacenar el vehículo y, por tanto, mayor será su autonomía potencial. A modo de referencia, un pequeño citycar eléctrico (ej. 30 kWh) podría rendir aprox. 200 km con una carga, mientras que un SUV eléctrico moderno con batería de ~80 kWh podría superar 400 km de autonomía por carga. Algunos modelos de última generación logran cifras sorprendentes: por ejemplo, el Tesla Model 3 anuncia hasta 629 km de autonomía con su batería de largo alcance. Por supuesto, la autonomía real variará según el estilo de conducción, la velocidad, el uso de aire acondicionado/calefacción, la topografía y otros factores, pero las capacidades siguen mejorando con cada nueva generación de baterías.
- Autonomía y “range anxiety”: La autonomía es la distancia que un vehículo eléctrico puede recorrer con una carga completa de batería. Este ha sido uno de los puntos que más inquietudes genera en los novatos, por el fenómeno conocido como “range anxiety” o temor a quedarse sin energía antes de llegar a un punto de carga. Sin embargo, con las autonomías actuales (200, 300, 500 km dependiendo del modelo) y la expansión de la red de cargadores, este miedo se ha ido reduciendo. Para un uso cotidiano urbano, la mayoría de los EV cubren sobradamente los kilómetros diarios típicos y pueden recargarse por las noches en casa. Además, muchos autos eléctricos incorporan sistemas de navegación que planifican rutas con paradas de carga intermedias en viajes largos, y aplicaciones móviles que muestran los cargadores cercanos. En resumen, la autonomía ya es suficiente para la gran mayoría de usos diarios, y con un poco de planificación también es posible emprender viajes interurbanos largos en Chile, aprovechando la creciente infraestructura de electrolineras en rutas principales (como detallaremos más adelante).
- Eficiencia energética: Un aspecto destacado de los vehículos eléctricos es su altísima eficiencia energética. Un motor eléctrico convierte alrededor de 80-90% de la energía almacenada en la batería en movimiento útil (el resto se pierde mínimamente en calor), mientras que un motor a combustión interna tradicional apenas convierte en movimiento un 20-30% de la energía del combustible –el resto se pierde en forma de calor y rozamiento mecánico. Dicho de otro modo, el auto eléctrico necesita aproximadamente tres veces menos energía para recorrer la misma distancia que un auto de gasolina equivalente. Esta eficiencia se refleja en costos operacionales mucho más bajos: por ejemplo, recorrer 100 km en un EV puede requerir unos ~15 kWh de electricidad (valor nominal; equivale a unos $2.000 a $3.000 pesos chilenos según la tarifa residencial), mientras que un auto de combustión podría gastar 8 litros de gasolina en esos 100 km (más de $10.000 en combustible). La diferencia es sustancial. Además, el vehículo eléctrico no consume energía cuando está detenido (en tacos, por ejemplo), a diferencia de un motor convencional al ralentí. En Chile se utiliza a veces el indicador de “km/L-e” (kilómetros por litro equivalente) para comparar la eficiencia entre tecnologías: un estudio reciente mostró que los vehículos eléctricos alcanzaron en 2024 un rendimiento promedio de 58,8 km/L-e, muy superior a los ~15-20 km/L de un auto a gasolina tradicional. En definitiva, la eficiencia energética de la electromovilidad se traduce en menor consumo de energía primaria y menores emisiones de GEI por kilómetro, contribuyendo a los objetivos de eficiencia energética y sustentabilidad del país.
Otro punto a considerar es el menor costo de mantenimiento de los EV. Al tener menos partes móviles (no hay cambios de aceite, filtros, correas, etc.), los autos eléctricos tienden a requerir menos visitas al taller y sus gastos de mantención pueden ser hasta un 35-50% menores que los de un vehículo convencional, según datos de la industria. Todo esto suma a la hora de evaluar la inversión inicial más alta de un auto eléctrico, que suele amortizarse con el ahorro en energía y mantención a lo largo de los años.
Cargadores y conectores: ¿cómo y dónde cargar un auto eléctrico?
Una de las preguntas más frecuentes de los novatos es “¿Cómo cargo un auto eléctrico y cuánto demora?”. Aquí entra en juego el tema de los cargadores (o electrolineras, cuando son estaciones públicas) y los tipos de conectores. En Chile, la buena noticia es que se ha avanzado en la estandarización de cargadores y hoy prácticamente todos siguen el estándar internacional europeo, lo que hace que la carga sea más sencilla y compatible entre distintas marcas. Veamos los aspectos clave:
Niveles de carga (velocidad): La carga de un vehículo eléctrico puede realizarse a distintas potencias, lo que influye directamente en el tiempo de carga. Generalmente se habla de tres “niveles” o categorías:
- Carga lenta (Nivel 1): Es la carga mediante un enchufe doméstico común y corriente (220 V AC en Chile). No requiere equipamiento especial más allá del cable EVSE que suele venir con el auto. La potencia suele rondar entre 2 y 3 kW, por lo que es la forma más lenta de cargar; puede tardar más de 8-12 horas en una carga completa (ideal para dejar el auto cargando toda la noche si la batería está muy vacía). Si bien técnicamente cualquier auto eléctrico puede cargarse enchufándolo a la pared, no se recomienda como método habitual ya que esas tomas no están diseñadas para entregar alta corriente por muchas horas seguidas y podría haber riesgos si la instalación eléctrica no está acondicionada. Por normativa, en Chile incluso se ha propuesto prohibir la carga en Modo 1 (enchufe simple) para nuevos vehículos, promoviendo siempre el uso de cargadores dedicados. En resumen, la carga Nivel 1 es más bien de emergencia o para casos puntuales.
- Carga semi-rápida (Nivel 2): Aquí entran los cargadores domiciliarios o de pared (wallbox) y muchos cargadores públicos de calle o estacionamientos. Operan también con corriente alterna (AC), pero usando dispositivos especialmente diseñados para carga vehicular segura (Modo 2 o 3) y conexiones más robustas. En Chile y gran parte del mundo, el conector estándar para carga AC nivel 2 es el Tipo 2 (Mennekes) si el vehículo lo soporta, o Tipo 1 (SAE J1772) en algunos modelos importados antiguos. La potencia de estos cargadores varía: en una casa con red monofásica suelen entregar hasta 7 kW (32 A a 230 V), suficientes para cargar por completo un auto mediano durante la noche (ej: ~8 horas). En lugares con red trifásica (algunos domicilios trifásicos o estaciones públicas AC), pueden ofrecer 11 kW, 22 kW e incluso 43 kW. No todos los vehículos aceptan la potencia máxima (por ejemplo, muchos EV tienen cargadores internos de 6.6 u 11 kW, limitando la velocidad AC). A modo de referencia, una potencia de 11 kW AC agrega ~60-70 km de autonomía por cada hora de carga, suficientemente rápida para recargar durante una comida o mientras se trabaja. La mayoría de los cargadores de pared residenciales entran en esta categoría. Son la solución recomendada para quien instala carga en casa o en un edificio, ya que brindan mayor seguridad, eficiencia y velocidad que un enchufe común.
- Carga rápida (Nivel 3): Corresponde a los cargadores rápidos de corriente continua (DC), típicos de las estaciones de servicio en carreteras y electrolineras públicas de alta potencia. Utilizan corriente continua y se conectan directamente al sistema de baterías del vehículo, saltándose el cargador interno del auto (por eso pueden entregar mucha más potencia). Los cargadores rápidos DC en Chile usualmente ofrecen potencias desde 25-50 kW (rápidos estándar) hasta 120 kW o más (ultra-rápidos) en los puntos más modernos. Por ejemplo, Copec Voltex ha instalado equipos de 120 kW con doble conector que permiten cargar el 80% de la batería en ~30 minutos en muchos modelos. Incluso ya se anuncian cargadores ultra-rápidos de 150 kW o 180 kW que pueden recargar baterías grandes en 15-20 minutos, acercándose a la experiencia de “llenar el estanque” en tiempo. La carga rápida es ideal para viajes largos o urgencias, ya que en pocos minutos brinda autonomía para continuar ruta. Sin embargo, abusar solo de carga DC no es lo más recomendable para la salud de la batería a largo plazo (por la alta corriente y calor generado), por lo que se recomienda combinar con cargas AC normales cuando sea posible. Además, las estaciones de carga rápida suelen tener un costo por kWh mayor que la electricidad residencial, pero aun así el costo por km suele ser menor que el de combustibles fósiles.
Estándares de conectores: Afortunadamente, en Chile hoy casi todos los vehículos eléctricos comparten los mismos conectores estándar, facilitando la interoperabilidad. Según la política actual, la industria local se volcó hacia el estándar europeo. Esto implica lo siguiente:
- Conector Tipo 2 (Mennekes): Es el enchufe estándar para carga AC nivel 2 en Chile y Europa. La mayoría de los cargadores públicos AC instalados utilizan tomas Tipo 2, y prácticamente todos los autos eléctricos modernos vendidos oficialmente en Chile traen puerto de carga Tipo 2 para AC. Este conector es trifásico (hasta 22 kW o más) pero también funciona con monofásica. Dato: En Estados Unidos y Japón se usa el conector “Tipo 1” o SAE J1772 para AC, más pequeño y solo monofásico – algunos híbridos enchufables importados pueden tenerlo – pero en Chile representan una minoría (antes de la estandarización, alrededor del 16% de los cargadores AC públicos tenían conector Tipo 1 vs 78% Tipo 2). Si tu vehículo tiene Tipo 1, se puede usar un adaptador o cable Tipo1-Tipo2 para cargar en estaciones locales. Para nuevos usuarios, lo importante es saber que Tipo 2 es el que encontrarás casi siempre en cargas AC tanto residenciales como públicas.
- Conector CCS Combo 2 (CCS2): Es el estándar de carga rápida DC en Chile (y Europa). El CCS2 es esencialmente una extensión del Tipo 2: aprovecha el mismo enchufe superior de AC Tipo 2, añadiendo dos bornes de potencia adicionales abajo para la corriente continua. Así, un auto con CCS2 tiene un solo puerto donde le puedes conectar tanto un cable Tipo 2 (para carga AC lenta/semirápida) como un conector CCS2 de un cargador DC. La gran mayoría de modelos eléctricos recientes (Audi, BMW, BYD, Nissan, Peugeot, Volvo, Tesla versión europea, etc.) usan CCS2. En Chile, aprox. 47% de los cargadores rápidos DC instalados hacia 2018 eran CCS2 vs 53% CHAdeM, pero hoy el CCS2 domina en nuevas instalaciones. Esta estandarización hacia CCS2 ha sido clave para masificar la red de carga, ya que simplifica la logística: un mismo cargador puede servir a cualquier auto CCS2 independientemente de la marca.
- Conector CHAdeMO: Es el estándar de carga rápida japonés utilizado por modelos como el Nissan Leaf (1ª generación) y algunos Kia/Peugeot de años atrás. Fue muy popular en la década de 2010, por lo que muchos cargadores rápidos instalados temprano en Chile incluyeron un cable CHAdeMO. Sin embargo, CHAdeMO está quedando relegado: las nuevas generaciones de autos japoneses (e.g. Nissan Leaf 2023, Ariya) ya migraron a CCS, y los cargadores rápidos modernos a veces traen solo CCS2 o ambos conectores. Si tienes un vehículo con CHAdeMO, aún encontrarás estaciones equipadas, pero es probable que a futuro se enfoquen los recursos en CCS2. Nota: No es posible conectar un auto CCS2 a un cargador CHAdeMO o viceversa sin un adaptador especial (poco común y costoso).
- Conector Tesla (América del Norte): Mencionamos esto solo para no confundir. Tesla tiene un conector propio en Norteamérica (llamado NACS), pero en Chile los Tesla que llegan (importados de Europa o China) ya vienen con puertos CCS2, totalmente compatibles con nuestra red pública. Así que no hay que preocuparse; los Supercargadores Tesla que se instalen en la región también usarán CCS2 o adaptadores.
En resumen, Chile cuenta con conectores unificados Tipo 2 y CCS2 como estándar oficial, lo que significa que invertir en un auto eléctrico hoy es más seguro en términos de compatibilidad de carga. Donde sea que vayas, hallarás un enchufe adecuado para tu vehículo. Y si instalas un cargador en tu hogar o empresa, estos equipos generalmente vienen con salida Tipo 2 o cable Tipo 2, que sirve para cualquier auto eléctrico actual (o con adaptador si fuese necesario). La estandarización de conectores fue identificada por la ANAC como uno de los factores que impulsó el mercado en 2024, ya que redujo la “confusión tecnológica” y dio confianza a los consumidores de que no se quedarán “incomunicados” al momento de recargar.
Infraestructura de carga en Chile: estado actual y expansión
Un factor clave para la adopción masiva de autos eléctricos es disponer de una robusta infraestructura de carga (IRVE) a nivel nacional. ¿Cómo está Chile en este aspecto? Veamos algunas cifras y proyectos:
Actualmente, el país cuenta con más de 1.000 puntos de recarga públicos operativos, incluyendo cargadores lentos, semi-rápidos y rápidos. Esta red ha crecido aceleradamente (solo en 2024 la instalación de puntos de carga públicos y privados creció un 44% según ANAC) y se espera que la cifra de cargadores aumente en otro 50% hacia fines de 2025. No obstante, la distribución de estos cargadores es desigual: está muy concentrada en la Región Metropolitana (Santiago) y algunas capitales regionales, mientras que en zonas más apartadas aún hay menos infraestructura. Esto supone un desafío para llevar la electromovilidad a todo el país, pero también una oportunidad de expansión en regiones.
Por el lado positivo, todas las regiones de Chile ya cuentan con al menos un cargador rápido público. Gracias a iniciativas público-privadas, se ha logrado desplegar una red básica a lo largo del territorio. Por ejemplo, la empresa Copec, a través de su filial de electromovilidad Copec Voltex, instaló 146 cargadores rápidos en sus estaciones de servicio, completando en 2025 la red de carga eléctrica más extensa de Sudamérica. Esta red conecta de norte a sur las principales rutas: abarca más de 2.200 kilómetros continuos desde Copiapó hasta Castro (Chiloé) con puntos de carga disponibles aproximadamente cada 100-150 km. Incluso se jacta de tener tanto el punto de carga más austral del mundo (en Punta Arenas) como el más norteño de Chile (en Arica), logrando cobertura en las 16 regiones del país. Los cargadores de Copec son de 120 kW DC con conectores duales CCS2, capaces de reponer ~80% de la batería en media hora, lo que permite a los usuarios de vehículos eléctricos realizar viajes largos planificando paradas cortas para recargar. Además de Copec, otros actores y diversos proyectos gubernamentales (por ejemplo, el programa “+Carga Rápida” de la Agencia de Sostenibilidad Energética) están añadiendo estaciones en municipalidades, autopistas y lugares estratégicos, incluyendo cargadores ultra-rápidos en pilotaje.
Pese a estos avances, aún hay desafíos. Por ejemplo, en regiones extremas o rutas poco transitadas puede ser necesario planificar bien las cargas por la menor disponibilidad de estaciones. También alrededor de un 77% de los cargadores públicos son de carga lenta o media, mientras que solo el 23% son rápidos, lo cual limita un poco la movilidad eléctrica interurbana por ahora. Sin embargo, con las inversiones en curso, se espera que en los próximos años aumente significativamente la proporción de cargadores rápidos en la red, incluyendo estaciones en todas las rutas troncales (Ruta 5 y carreteras principales). La Estrategia Nacional de Electromovilidad contempla justamente facilitar e incentivar la instalación de puntos de carga a lo largo del país, con apoyos a privados y estándares técnicos claros.
En cuanto a estándares y costos, cabe mencionar que Chile no regula los precios de carga pública (cada operador define su tarifa, a veces cobro por kWh, por tiempo o mixto). Muchos puntos de carga son gratuitos o subvencionados (por ejemplo, algunos malls, supermercados o estacionamientos ofrecen carga gratis a clientes), mientras que otros cobran en torno a $200-$300 CLP por minuto en rápidas o ~$150-$200 por kWh en semirrápidas, por dar un rango referencial. Aún con costo, “llenar la batería” suele ser más barato que llenar un estanque de combustible, y algunos dueños de EV optan por cargar mayormente en casa durante la noche (aprovechando tarifas eléctricas reducidas en horario valle).
En síntesis, la infraestructura de carga en Chile está en plena expansión: ya permite que usuarios de autos eléctricos se desplacen con relativa confianza en zonas urbanas y rutas principales, y se sigue extendiendo hacia sectores más remotos. Para quienes quieren invertir en un auto eléctrico, es importante evaluar la disponibilidad de cargadores en su zona y en sus trayectos habituales, e idealmente considerar la instalación de un cargador doméstico o de uso privado para mayor comodidad (lo cual abordaremos en el siguiente apartado).
Ejemplos prácticos: la electromovilidad en acción
Para aterrizar todo lo anterior, presentemos algunos escenarios reales de uso de vehículos eléctricos en Chile, sin mencionar nombres específicos de clientes, pero reflejando situaciones típicas de distintos perfiles de usuario:
- Usuario residencial (particular novato): El Sr.Juan Flores, vive en Santiago, en una casa con estacionamiento, y decidió comprarse su primer auto eléctrico para uso familiar. Instaló un cargador doméstico (wallbox) de 7 kW, con temporizador para cargar por las noches aprovechando que la tarifa eléctrica es más baja. Cada mañana su auto amanece con la batería al 100%, lista para rendir ~300 km, más que suficiente para sus traslados diarios al trabajo, llevar niños al colegio y hacer compras. En casa, el Sr. Flores aprovecha de cargar con energía solar gracias a los paneles fotovoltaicos que instaló en su techo, logrando costos de operación bajísimos. En comparación con su antiguo auto a gasolina, ahora gasta alrededor de un 75% menos en “combustible” al mes y prácticamente ha olvidado qué es ir a una bomba de bencina. Además disfruta de un manejo silencioso y ágil en la ciudad, sabiendo que está contribuyendo a un aire más limpio. Cuando necesita viajar fuera de Santiago, planifica su ruta usando aplicaciones como Google Maps o Electromaps que le indican dónde hay electrolineras. Así descubrió que en la ruta Santiago-Viña del Mar hay varios cargadores rápidos en el camino, por lo que un viaje de fin de semana no representa problema: carga al 80% en unos 25 minutos mientras toma un café, y continúa viaje sin ansiedad. Este usuario residencial novato encontró en la electromovilidad una experiencia positiva, con ahorros económicos y la satisfacción de sumarse a la innovación tecnológica.
- Empresa con flota comercial (inversor en EV): Una empresa de logística urbana en Concepción decidió invertir en vehículos eléctricos para su flota de reparto. Inicialmente incorporaron 5 furgones eléctricos (e-vans) para distribuir productos en la ciudad. La empresa instaló en su centro de operaciones un sistema de carga privado con 3 cargadores trifásicos de 22 kW, donde los conductores recargan los vehículos cada noche. El costo de electricidad para cargar todos los furgones es notablemente menor que lo que gastaban en diésel mensualmente; estiman que ahorran cerca de $500.000 CLP al mes en combustible gracias a la eficiencia de los EV. Además, han reducido gastos de mantenimiento (adiós a cambios de aceite y menos averías en frenos gracias al freno regenerativo). Los vehículos eléctricos resultaron ideales para la distribución urbana: su autonomía (~250 km por carga) cubre de sobra las rutas diarias de reparto, y al ser cero emisiones, la empresa proyecta una imagen eco-amigable que valoran sus clientes. De hecho, algunos contratos grandes llegaron en parte motivados por la política verde de la flota. Esta PyME también aprovechó incentivos tributarios: por la normativa vigente, los vehículos eléctricos están exentos de ciertos impuestos (como el impuesto verde) y pueden depreciarse aceleradamente, lo que mejora el flujo financiero. Los conductores, tras una capacitación inicial, se adaptaron rápidamente al manejo de los EV y destacan el confort (sin ruidos ni vibraciones, con buena aceleración en subidas). Gracias a esta experiencia exitosa, la empresa planea invertir en más autos eléctricos y hasta instalar cargadores públicos en sus dependencias para ofrecer carga a terceros (una oportunidad de negocio adicional). Este ejemplo muestra cómo un inversionista comercial puede obtener retornos económicos y reputacionales al migrar hacia la electromovilidad en su flota.
- Conductor en región y viajes largos: La Sr. María Vivar, vive en Temuco y suele viajar por carretera en la zona sur debido a su trabajo, cubriendo trayectos entre ciudades como Valdivia, Osorno y Puerto Montt. Ella optó por un auto eléctrico de largo alcance (aprox. 450 km de autonomía) para combinar uso personal y laboral. Al principio le preocupaba la disponibilidad de cargadores en regiones más australes, pero se informó y descubrió que ya es posible recorrer el sur de Chile en un EV: por ejemplo, la ruta Temuco-Puerto Montt (casi 600 km ida y vuelta) cuenta con varios puntos de carga en el camino, incluyendo cargadores rápidos en ciudades clave como Valdivia y Osorno, gracias a la red de electrolineras implementada por empresas energéticas. María planifica sus paradas de carga cada ~250 km; suele detenerse 30-40 minutos a mitad de camino para almorzar mientras el auto recupera un 60-70% de batería. En lugares más apartados, a falta de cargadores públicos, ha utilizado carga de oportunidad en enchufes industriales de hoteles o cabañas (coordinando con los dueños, pagándoles la energía consumida), demostrando que con creatividad siempre hay opción de cargar. Si bien la infraestructura fuera de la capital aún requiere planificación previa, María ha podido cumplir con sus viajes de negocio en vehículo eléctrico sin mayores contratiempos. Como beneficio añadido, en invierno no tiene que preocuparse de cargar combustible fósil en localidades frías; su auto eléctrico arranca sin problema y calienta el habitáculo de inmediato con la batería. Este perfil de usuario en regiones refleja que la electromovilidad ya no es exclusiva de Santiago, y aunque queda camino por mejorar la red de carga, hoy es perfectamente viable adoptar un EV en regiones si se conocen las estaciones disponibles y se organiza la logística de carga en viajes extensos. La experiencia de María demuestra que los autos eléctricos pueden adaptarse a diversos escenarios geográficos del país, con la ventaja de ahorrar considerablemente en costos por kilómetro recorrido incluso en trayectos largos.
Como vemos en estos ejemplos, la electromovilidad ofrece soluciones reales tanto a nivel doméstico como empresarial, en ciudad y también fuera de ella. Los novatos rápidamente aprecian los beneficios en confort y ahorro, mientras que los inversores más grandes perciben ventajas económicas y ambientales al sumar vehículos eléctricos a sus operaciones. Por supuesto, cada caso es distinto y es importante informarse y planificar (ya sea la instalación de un cargador propio, estudiar las rutas de carga disponibles o entrenar al personal en el uso de EV). Con la tendencia actual, es de esperar que cada vez más perfiles de usuarios –desde el estudiante que se mueve en scooter eléctrico, hasta la minera que electrifica su flota de camiones– se unan a la revolución de la electromovilidad en Chile.
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